martes, 19 de agosto de 2008

TREINTA Y CINCO

Cerca del pantano, donde la tierra comenzaba a perder su firmeza y los rayos del sol no llegaban, en el medio del lugar en el que el olor hediondo de los cadáveres que las arenas movedizas guardaban se mezclaba con el de la menta que florece alrededor de los hongos gigantes, justo en el corazón de uno de ellos, se resguardaba la casa de Horus.
El hechicero, circundado por velas negras, se hallaba parado frente a una pila. Había vaciado en ella el agua del río más largo de Catar, que nacía en las cimas heladas de las montañas Nevares, recorría todos los pueblos y moría en el Mar Oscuro. El río había visto y oído todo: los cánticos de alegría, y los gritos de batalla, las lágrimas de un desengaño y los de una pérdida. A sus orillas se habían pergeñado traiciones, estrategias de lucha como así también soñado con nuevas vidas. Horus buscaba en sus aguas el saber, el pasado y el futuro, como a un oráculo lo consultaba y el río le hablaba, desconociendo la maldad de quien le preguntaba.
El río le dejó presenciar la imagen del capitán Barbicus junto a sus hombres, quien a su orilla, los había convocado para hablarles de Pierina y de Horus. Quería convencerlos de serle fiel a la Reina frente al hechicero, y de que en el caso que haya que enfrentarse a él que estuvieran dispuestos a pelear por Pierina. Algunos levantaron sus armas en señal de estar de acuerdo, otros manifestaron su temor al hechicero. “Horus no conoce la piedad, ni la lealtad”, dijo un oficial. “Los hechiceros de la Orden de Ábula eran piadosos aún con aquellos que los ofendían o agredían, pero Horus tiene la mirada de la muerte, no hay nada en él de bueno o rescatable, sólo busca poder, y si nos oponemos a él no sólo moriremos sino nuestras familias pueden quedar malditas para siempre”.
Horus disfrutó del temor que infería en los hombres, sabía que un hombre temeroso podía llegar a ser su aliado antes que su enemigo. El río también le mostró la imagen de una hechicera cubierta con una capa dorada, en sus manos portaba el anillo con un trébol, el símbolo de la Orden del Sol, pero mientras se resfrescaba, había sacado de entre sus ropas una cadena con un dragón verde, imagen que sólo pueden portar las hechicera del consejo de Ábula. Horus le pidió al río que le mostrará mejor el rostro de la mujer, pero sólo pudo verlo borroso. “Necesito saber quién es la traidora, necesito saber más”. Entonces el río le dejó ver la tierra de los dos soles, en las que nada florece, y las aguas están vedades. “El consejo debe de esconderse en esas tierras, mi guerra deberá llegar hasta ellas”. El hechicero, sediento de conocimientos y aún no conforme con lo que el río le había revelado, sumergió sus manos en el agua y empezó a agitarlas para atrapar más y más imágenes, pero el agua se llenó de tierra y su pureza se fue desvaneciendo. La tierra chupó el agua y pronto Horus se vio con las manos sucias, sin nada más que ver ni saber.


En su cueva, en la montaña de Piedra Negra, Pierina había saciado su hambre animal con el soldado espía de Horus, y había caído en un profundo sueño.
Sentió el viento golpeándole el rostro, el movimiento de sus cabellos cayéndole por la espalda y los hombros a medida que galopaba en uno de sus caballos favoritos. Miraba sus manos que tomaban las riendas, y eran pequeñas y frágiles, ya no esas manos desgarbadas y con uñas largas que se le habían formado desde que se convertía en águila. Frente a ella divisaba el castillo de Prisia y delante de su puerta estaba Galo. Cuando se estaba acercando, él le hizo un ademán a los soldados que custodiaban la entrada para que se retiraran, ella estaba a punto de manotear su espada,temía un ataque, pero no la llevaba. Pasó frente a Galo y este la tiró del caballo. Pierina cayó mal y él la tomó entre sus brazos y la besó. El calor y la humedad de sus labios la llenaron de felicidad. “Eché a los soldados, porque no es conveniente que vean a su Rey besando como un loco a su Reina”. Galo palmeó al caballo en uno de sus muslos y este entró a los terrenos del castillo. Galo ayudó a Pierina a que pisara bien, y de la mano caminaron hacia un bosque en el medio del cual podía oírse el río.
Se pararon en unas rocas. Galo le señaló a Victoria y a Ada jugando y bañándose en una pequeña cascada. “Mira mi amor cómo se divierten nuestras hijas”. Pierina aún en sueños se tocó su vientre y respiró con alivio. “Nuestras hijas”, le dijo a Galo para autoconvencerse de esa verdad. Él la trajo hacia sí y le beso suavemente el cuello. “Pierina te amo”, le susurró. Ella sonreía. “Soy feliz porque te elegí, te elegí a vos en lugar de Napea y fue la mejor decisión que tomé en mi vida”. Pierina podía verse en sus ojos y sabía que no le mentía. Sintió la necesidad profunda de amarlo. Lo besó en la boca y salió corriendo hacia los árboles, sabía que él la seguiría, y antes de que pudiera alcanzarla, dejó caer sus ropas en el suelo. Galo contempló su desnudez y suspiró “hermosa”. Con las puntas de sus dedos comenzó a recorrer su espalda, y de repente la pellizcó con fuerza. Pierina se sacudió y abrió los ojos. No estaba en el bosque, estaba en su guarida y Horus estaba a su lado. Era tan grande la tristeza que sentía que ni siquiera pudo reprocharle algo al hechicero.
-Sonreías- le dijo él con sarcasmo- ¡Qué extraño!
-Soñaba.
-Pues yo te haré soñar despierta con todo lo que voy a ofrecerte… Necesitamos hablar y olvidar nuestras diferencias.

15 comentarios:

Aguabella dijo...

QUERIDA ANA

una alegria grandisima verte de nuevo. todo paso?
Estas bien? eso es lo que espero y deseo.

Un besito reina

Mar dijo...

bienvenida!!!!

Susana Peiró dijo...

Ouch! Despertar así de una fantasía divina!

Y con Horus al lado!

Seguimos con la epopeya, querida Ana!

Espero que te sientas un poquito mejor, aunque con las cervicales nunca se sabe!

Te dejo un enorme abrazo Escritora!

Elipse dijo...

Ana, esta historia me tiene como cuando era niña como el Mago de Oz,siempre una sorpresa!!
El temor en estos casos puede ser terrible. un abarazo y espero esté mejor!!

Claire Stanford dijo...

Ana! Que alegria abrir tu blog y ver una nueva entrega... Hermoso, cada vez mas lindo de verdad.
Espero que te sientas mejor y que tu amiga ya se encuentre bien.
Ub beso enorme querida amiga.

Anónimo dijo...

un regreso a lo ana ortiz, por nod ecir con los tapones de punta.
yo tambien encare dos historias por entregas, pero son mas breves, basicas espero tu critica.
un abrazo

Cecy dijo...

hola Ana, que bueno poder seguir leyendote...
sabes que esta historia me tiene atrapada, je ;)
estas bien?

besos

Marilupy dijo...

Ana! de regreso!
Gracias a Dios que ya estas bien!
Te sigo siempre.
Un abrazo y para adelante!

anacoretas dijo...

Sí, me encanta Paul Auster como escritor de novelas (no tanto como guionista) pero he de decirte que es un idiota, no se quiso sacar una foto conmigo y no se quitó las gafas de sol durante toda la rueda de prensa, qué se ha creído?

un beso!

Mrs Cucuzza dijo...

Me gustan mucho tus cuentos!!!!
Sos muy muy buena, te felicito.
Un beso mujercita

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

Siempre hay alguien que tiene que despertarnos en lo mejor del sueño...

Besos

Ricardo Tribin dijo...

Hola Ana muy estimada y admirada.

Vuelves a sobresalir con una historia digna de la mejor literatura.

Estas fantasias como Oz nos dejan recuerdos muy bellos de una ninez que ya paso.

A proposito OZ esta en Broadway entre tablas como Wicked.

Un abrazo..

campanilla dijo...

wapa! me encanta los nombres k les pones a tus personajes.
tu historia se pone cada vez más interesante.
Cuando publiques yo también kiero un autógrafo! seré la primera k lo compre.
En mi lugar tienes algo espero k te guste. mua
P.D: las migas son un plato hecho de pan, panceta, trocitos de longaniza, ajitos fritos, pimiento verde, y se acompaña con una ensalada de naranja, melón, o boquerones fritos. son como miguitas de pan que también se pueden mojar en chocolate caliente. Se suelen comer en invierno y son muy típicas en andalucía. Muy ricas!!!!

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Primero: Me alegro de tu vuelta (ahora he sido yo la que me he tardado). Espero que ya estes mejor.
Segundo: La historia sigue y el sueño es tan real, que el despertar es muy fustrante.
Tercero: Me voy a siguiente cápitulo...
Besicos

Marilupy dijo...

Te dejo muchos saludos niña!
Besitos.