miércoles, 3 de septiembre de 2008

TREINTA Y SIETE

-Son cinco las aldeas que rodean a Prisia, como las puntas de una estrella. La cercanía de las zonas tanto a los bosques como al mar y a las montañas hicieron de estas regiones las más ricas de Catar. Pero hoy la tierra está muerta. Aunque llueva cinco días seguidos, el agua se evapora sin nutrirla.- Oncle tomó un puñado de tierra y lo soltó al aire para mostrar su sequedad. Octavio la siguió con la mirada. – Los viñedos se achicharraron por el sol, - prosiguió- y los árboles ya no dan frutos que puedan ser comibles. Sólo los bosques conservan su esplendor, como paraísos preservados. Los aldeanos viven gracias a la ayuda de los elfos y de los duendes.
El hada se subió a su caballo y trotó despacio junto al de Octavio, detrás de las princesas, el hada Tina y el rey que encabezaba la caravana.
-Nada es igual a antes de la guerra. Donde había luz y color, hoy hay sombras. Casas cerradas porque todos los que allí vivían han muerto. Camas vacías, almohadas mojadas por el llanto.
-¿Y qué podemos hacer nosotros para modificar esto?
-Para que todo cambie, Horus deberá morir, pero antes nosotros tenemos que darle a la gente lo que han perdido y así puedan abandonar su dejadez.
-¿Y qué cosa es?
-La esperanza.
Oncle apresuró el trote y se puso junto al Rey.

Ámbar y Merlinda había emprendido su propia excursión hacia el bosque en busca de plantas con las cuales preparar medicinas.
-¡Mirá Ámbar!- Merlinda le señaló unos tallos rojos que nacían de un árbol- tenemos suerte, estos brotes sólo crecen una vez al año. Con ellos puede hacerse un anestésico que sirve para calmar los dolores fuertes. ¡Ay!,.. me olvidaba. Necesitamos también tomar miel de abejas negras, ideal para cicatrizar heridas… creo que hay un panal debajo de unos troncos que están por… allá… ya vengo…
Ámbar se agachó a revisar la tierra, a buscar entre los tréboles unas pequeñas flores amarillas que son buenas contra las alergias. Sus dedos en las hierbas se encontraron con otros dedos, otra mano tomó la suya.
-¡Arturo!- expresó sonrojada.
-No esperaba encontrarte por aquí- le dijo él.
-Bueno, cada uno tiene su batalla. Las princesas se fueron con el rey a visitar las aldeas y empezar a prepararlos para hacer frente a Pierina, y yo aquí busco las plantas para las medicinas que puedan ayudarlos.
-Yo también estoy con ellos. Desde que entre los aldeanos comenzó a circular el rumor que la princesa mayor estaba próxima a Prisia, los más jóvenes empezaron a mostrarse interesados en el arte del arco y la fecha.
Ámbar seguía buscando en el suelo sin buscar, la cercanía de Arturo la perturbaba. Lo conocía desde pequeña, pero acababa de reconocerlo como hombre sólo hacía unos días.
-Te extrañé.- le expresó él con dulzura.
La hechicera detuvo su búsqueda sin poder decir nada. Se irguió, él siguió sus movimientos, se le acercó, le tomó la mano y la rozó con sus labios. El calor de su beso se prolongó. Cuando Ámbar reaccionó, Arturo se perdía entre los árboles.
-¡Ya está todo!- gritó Merlinda sobresaltando a Ámbar. Al ver su rostro le preguntó- ¿Estás bien?... ¿Te pasó algo?
-Nada… Sólo pensaba que necesito hacerme más fuerte. Creo que hay cosas que me vuelven vulnerable. Sentimientos... que...
-Ay Ámbar, todo puede controlarse, menos, el amor… Y cuando los elfos aman… la tierra tiembla… eso dicen las viejas hechiceras... ¡ja! ¡ja!..




Los hombres más ancianos de cada aldea recibieron a la comitiva del Rey y de las princesas. Las mujeres lloraron al verla a Victoria tan parecida a su antigua reina Napea. Los adolescentes vieron en su llegada la oportunidad de vengar a sus padres y pelear por su pueblo.
“No será mañana, ni pasado, ni dentro de tres lunas el día que busquemos liberar a Prisia, sino cuando estemos verdaderamente preparados. Con el alma y el cuerpo fuertes”, les declaraba Victoria siguiendo el consejo de Oncle de hacer las cosas con tranquilidad y paciencia.
Una mujer, llena de arrugas, y con los ojos azules más profundos que el océano, se acercó a ella y le dijo:
-Tu madre mientras dirigía a nuestros soldados solía dejarte en mi casa para que te cuidara. Yo hacia poco tiempo que había parido y muchas de esas noches te daba de beber de la leche que brotaba de mis senos. En esa guerra perdí a mi marido, y hace pocos años a mi hijo. Hoy estoy sola, pero la vida te ha traído. Mi pequeña hija de leche, confió en tí. Mis manos están agotadas de trabajo, y mi pecho cansado de penas, pero por ti tendré las fuerzas para pelear, para coser los trajes para la batalla. Lo que tu me pidas y quieras.
-¡¡Desgracias, sólo han traido desgracias y las seguirán trayendo!! Debería haber quedado Pierina como nuestra reina, Napea fue debil y debil seran sus hijas.- vociferaba un anciano intentando convercer a los pobladores para que se alejaran de las princesas.


Voces de alegría y de desconfianza se levantaron en cada una de las aldeas. Pero todos se acercaron a ellos y empezaron a adiestrarse. Por la tarde, Arturo y las elfas instruyeron a los más jóvenes en el arco, Octavio se ofreció a dar clases de esgrima, habia estudiado durante la secundaria y ganado alguna competencia. Los hombres mayores siguieron sus movimientos y estrategias de concentración. Las mujeres comenzarón a coser trajes de batalla y donaron utensillos para ser fundidos y así poder fabricar con ellos escudos, espadas y florines.

Esa noche, después de muchos años, Galo pudo dormirse al apoyar la cabeza en la almohada. En el castillo las anécdotas del día llenaron parte de la noche, Victoria y Octavio narraron todo lo ocurrido a los sirvientes.
En los pueblos, en algunas casas se oyó música; en todas hubo risas y muchos se fueron a dormir prácticando lo aprendido.
Oncle y Tina se sentaron sobre las tejas del castillo a observar el cielo y los pueblos.
- Esta noche Oncle, siento Prisia es como una estrella que brilla más que las del cielo- le dijo Tina a la otra hada.
- Es la luz de los corazones encendidos por la esperanza...

11 comentarios:

LA CASA ENCENDIDA dijo...

... y ahora encontramos, esperanza, mucha esperanza. Ganas de trabajasr, de coser, de seguir adelante...
Y amor, encontramos un amor que aín no ha brotado del todo, ufff.
Bueno, a ver, seguiremos esperando.

este dijo...

seguiremos esperando? Pero yo lo quiero yaa!
Me cuesta leer tanto, porque me perdi muchos posts, ja

saludos!

Libélula dijo...

Hola Ana!!!

"El regreso de los muertos vivos"

Finalmente tengo una nueva bebé. Ahora, tengo 2 meses para ponerme al día. Así que te dejo para empezar. Pero no quería dejar de decirte que he vuelto. Aún no publiqué nada, pero será pronto.

Besos gigantes, te extrañé!!!
Libélula

Ego dijo...

Pasión, rechaza freno, sin mesura,
tu mano de caricias hacedora,
que sea eterna por siempre esta aventura,
que no pasen minutos de las horas.
Que al mirarte a los ojos sonrientes
y temblar a la par que mis anhelos
sea el amor rotundo y persistente
y lo vean las estrellas desde el cielo.
Me robas las sonrisas una a una,
quisiera estar contigo hasta la muerte,
deseo que tardío pido, Luna.
Mas si tengo por fuerza que perderte,
pues desviadas están nuestras fortunas,
al menos que dejara de quererte
y no puedas querer a otra ninguna.

Anónimo dijo...

Se me acumló el trabajo por las vacaciones, pero hay que ponerse al día para segir disfrutando estos textos deliciosos.

Saludos

Susana Peiró dijo...

Una de tus características más notables a la hora de escribir esta novela (incluso creo que también en la anterior) es precisamente la "esperanza" para todos los protagonistas, aún en el medio de serias dificultades.

Preciosa Entrega Amiga!

Besitossss!!!

Mar dijo...

esperanza regada por todos lados...

Libélula dijo...

Ay Ana!!

¡Es divino todo lo que escribes, ya no tengo palabras para decirte lo bien que me hace visitarte!

¡Quiero el amor de un elfo! ¡Me gustaría que mi universo privado tiemble!

Nos vemos pronto, Libélula.

Unknown dijo...

... tantos tantos secretos que esconde esa tierra llamada Prisia.

yo cada vez q leo acerca de ese lugar... no logro comprenderlo todo.


y me gusta no entender.

un abrazo
nos leemos

Anónimo dijo...

era realmnete necesario.
un abrazo anita

Aguabella dijo...

QUERIDA ANA

Te doy los buenos días con una tacita de cafe !

Un besito reina y ramitos de estrellas