lunes, 30 de junio de 2008

TREINTA

Las elfas, que custodiaban a las princesas por el bosque, eran parte del ejército conocido como “las blancas”. Todas eran vírgenes, adiestradas en el arte de la espada; bravas y guerreras desde cada gota de sangre que corría por sus venas. No sabían del amor de un varón, y cuando lo hallaban y querían entregarse a él debían abandonar la tropa porque ya no podía montar a los unicornios. Es sabido que estos caballos alados sólo se dejan montar por doncellas.
Los primeros rayos de sol bañaban la cima de las montañas, la caravana salió del bosque y se halló frente al cauce de un río de poca profundidad.
Se detuvieron unos minutos a descansar y a beber agua. Las hadas trajeron frutillas y moras para comer.
Arturo se acercó a Victoria y le dijo:
-Deberán seguir solos, no podemos avanzar más allá del río todavía. El sol deja todo al descubierto y no queremos que Pierina sepa que nos estamos preparando. Al otro lado del río está el primer poblado de Prisia y, no muy lejos de allí, podrán divisar el castillo.
-Gracias- le respondió ella.
El elfo iba a alejarse de Victoria,cuando ésta lo tomó del brazo.
-Arturo, te recuerdo. Sé que eras amigo de mi madre y que la vigilabas el día que ella nos llevó de Prisia.
-No fui un buen amigo, y lo lamento desde el fondo de mi corazón. Debí acompañarla de regreso. Ella me pidió que me quedara con Brisa, la madre de Ámbar y le hice caso, pero si la hubiera seguido…
- No lo hubiera permitido, debías proteger a Brisa porque su hija nos ayudaría a regresar. Su esposo debía haber velado por ella, no tu.
Arturo le tomó una de sus manos y se la puso en su corazón.
-¿Sientes los latidos?- ella asintió con la cabeza.- Te juro por el cariño que le tuve a Napea que las protegeré hasta que estos latidos cesen.
Ámbar había seguido de lejos esa escena, y una elfa lo notó. Se le acercó con unas frutas para convidarla, y luego de entregárselas le dijo:
-No es bueno que las sangres diferentes se mezclen; si esto ocurre pueden sobrevenir grandes desgracias para ambas razas.
-No entiendo que es lo que quieres decirme.
-Aunque no sé todavía lo que es el amor, sé distinguir la mirada de las enamoradas.
-Pero… Victoria ama a Octavio…
-No lo digo por ella, sino por ti.
La elfa caminó hacia su caballo, les hizo un gesto a las otras y todas la siguieron hacia el bosque. Arturo se arrimó a Ámbar, su primera reacción fue la de querer huir, había quedado algo perturbada por las palabras de la elfa, pero se quedó quieta, inmóvil.
-Desde que dejaste tu casa ayer, han pasado muchas cosas, demasiadas quizá, pero ni se comparan con lo que queda aún- le expresó Arturo.
-Soy conciente de eso desde el momento que comprendí que todos los relatos que mi madre me narraban eran verdad. Este libro que cargo – y le mostró el libro azul- y mi barita serán mi escudo y mi fuerza.
-Tu escudo es tu magia y la fuerza está dentro de ti. Ámbar, quiero darte algo.- Arturo extendió su mano con el puño cerrado hacia arriba, lo abrió y dejó ver una piedra de color azul brillante.- Esta piedra será mi brújula hacia ti. Si me necesitas lo sabré, y si alguna vez quieres hallarme también podrás hacerlo. Sólo tienes que mirar dentro de ella.
Ámbar tomó la piedra, cuando ya no la miraba Arturo, la beso y se la guardo en su bolso. El elfo se despidió de las princesas, de Octavio y de las hadas.

Ya solos, cruzaron el río, pasaron por uno de los pueblos, que aún permanecía dormido, y empezaron a caminar por un extenso prado. Cuando los rayos del sol estaban por encima de sus cabezas, pudieron distinguir a unos cuantos metros delante de ellos, un hada de cabellos dorados que revoloteaba de alegría. Era Oncle, detrás de ella venía Galo acompañado de algunos de sus servidores.
-¡Padre!- gritó Ada y corrió hacía él.
Su entusiasmo contagió a Tina, a Ámbar y hasta Octavio que se sorprendió corriendo hacia ellos.
Sólo se quedó atrás Victoria con los ojos húmedos y los puños cerrados.

17 comentarios:

Mar dijo...

el amor, el amooor....

Cecy dijo...

estan a solo cruzar el río, que emoción y digo esto del amor, no será que volvera a complicar las cosas, espero que no que sea todo para que esten bien..

Susana Peiró dijo...

Fue una escena mágica: los unicornios, las elfas (muy buena descripción)y el paisaje del amanecer.

Fue una bellísima postal y claro, aquí estamos, esperando junto a los personajes, el próximo capítulo!

Gracias Ana! Imagino que también para Vos, este mágico universo debe ser un refugio de la realidad cotidiana.

Te dejo mi abrazo de siempre, con mucho cariño!

Marilupy dijo...

Hola Ana!
Impresionante cómo haces una amalgama entre lo mágico, y lo real... así las palabras de Arturo... "...la fuerza está dentro de ti", es una realidad tan contundente... nada se puede si uno no pone voluntad... de verdad está grandioso tu relato niña!
Es un placer y un lujo leerte.
Gracias!
Besos y buenísimos momentos para ti.

Libélula dijo...

El amor, la fuerza, la magia, el amanecer, los unicornios, las elfas... Puf!!! ¿Huelo un conflicto amoroso?

¡Cómo me gusta leerte! Me transportas a lugares impresionantes...

¿Por qué con los puños cerrados? ¿Me perdí de algo? ¿Rencores pasados?

Ay! Ana! No me dejes así! Quiero más!!

Besos y siempre pasando, Libélula.

TEA CUP CLUB dijo...

creo que todo esto es amor.

Lindo espacio, lindo post, te dejo mi tacita de te con carino.

Visitanos cuando puedas

Veronica

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Hay Anita guapa, ¡cómo me gustan esas piedras mágicas! Si me gustan las piedras esas de colores que dejamos en casa para dornar algunos floreros o centros, es porque me imagino que son piedras mágicas y al mirarlas me infunden un no sé qué, que hacen que parezca que son distintas, no sé si me habré explicado. Bueno, que todo se hace un poco de mágico como esta narración tuya.
Hoy me quedo con un poco de pena por Victoria, me da que algo presiente..., en fin, ya nos seguirás contando tú.
Un beso muy fuerte y muchas gracias.

Ana Ortiz dijo...

Mar, sí el amor que lo cambia todo, que nos hace fuertes y débiles a la vez.

Cecy, el amor surge en el momento menos esperado, ¿se quedará para salvar a alguna nuevamente?

Susana, Prisia, Humer y todos los escenarios de Catar me salvan de la realidad no tan mágica, aunque trato q en mi vida la magia sea una constante. Es bello sentir que esos mundos nacieron de mí, pero a la vez creo q ya existián antes de que yo pudiera hablar de ellos.

Marilupy, gracias por las dulzura que hallo en tus palabras siempre.

Libélula, tal vez sí, tal vez haya cierto rencor en Victoria. De a poco recuerda sus primeros aos en Prisia y hay muchas preguntas por hacer todavía.

Tea cup, gracias por tu visita.

La casa encendida, como le dije a Susana, me gusta incorporar la magia en mi vida cotidiana. En mi cuarto hay hadas, duendes y unicornios.
Sólo tengo que mirarlos e inspirarme.

Anónimo dijo...

Una vida carente de magia, de sueños, de fantasía.... es apenas un trocito de vida.

Me encantó el texto. Gracias.

Saludos

Recomenzar dijo...

Realmente tienes una gran imaginacion y hay arte en tus letras.No tepierdas que yo te sigo

Ricardo Tribin dijo...

Ana..

Muy bueno...

El Elfo y la Elfa juntos en alma y en vida.

Abrazos..

Mar dijo...

vine a ver q pasaba con Victoria, me quedé pensando el lunes... cómo seguirá..?

este dijo...

me gustan los romances de elfos....lo que me cae antipatico es octavio! No se por que.

me gusto, saludos!

Mil veces debo dijo...

¡ Cuanta fidelidad !
Quiero una piedrita azul.
Mil cariños

Pandora & Zeuz dijo...

sabía que los unicornios son de lo más puro..pero no sabía que solo eran montados por doncellas(Z) lindo dato.
Un capítulo lleno de sentimiento..pero a la vez preludio de grandes movimientos, encuentros...talvés desencuentros y luchas....nos gusta!
Saludos Anita!
PyZ

Aguabella dijo...

Querida Ana me da mucha pena que estas grandes guerreras solo por entregarse al amor tengan de abandonar su lucha y dejar sus unicornios, pero ya se sabe el amor es el amor...

Me gusta mucho Ana, vivimos la mágia junto a tus personajes.

Un besito y ramitos de estrellas

Anónimo dijo...

conozco a dos personas que se quisieron asi...doy fe que es real.
un abrazo ana