lunes, 14 de julio de 2008

TREINTA Y DOS

Tade, el soldado cuervo espía de Horus, siguió con atención la entrevista del capitán Barbicus con la reina Pierina. Memorizó los nombres de los soldados de su mayor confianza, los lugares donde estaban los prisioneros de los otros reinos, su plan para llevar a cabo la coronación de la Reina águila.
Ella le agradeció al capitan por haberle traido tantas buenas noticias, pero lo despidió con frialdad, y se disponía a escribir en su diario cuando él en lugar de salir de la habitación, se acercó más a ella y le dijo:
-Todavía mis ojos guardan la imagen de su figura cortando el aire con la espada. Yo era un hombre común y fue a su lado que me convertí en el soldado más bravo. A usted me debo mi Reina, a nadie más, pídame lo que quiera, que yo lo haré.
Pierina estaba sentada frente a su escritorio, de espalda a Barbicus, y éste estaba hablándole con las manos sobre su corazón, y la cabeza gacha. Pudo sentir la tibieza de sus palabras, había en ellas verdadero cariño.
-Aprecio su lealtad Barbicus.
-Esto es mucho más que lealtad Pierina- él caminó unos pasos más hacia ella e iba a tocar sus cabellos, pero se frenó.
Ella se volteó y lo miró a los ojos.
-Aprecio su lealtad – repitió.- Fueron muchos años de luchas, y aún sigue siendo fiel a mis pedidos... Pero sé que ya debe de estar cansado, deseoso de regresar a su casa con los suyos, tal vez sea hora de relevarlo.
-Señora, mi familia es mi ejército, y la guerra ha sido mi verdadero hogar. Sólo esperaba vencer en cada batalla para volver a su lado con un nuevo triunfo.
-No necesito más sacrificios.
-Creo que no me comprende… - Barbicus puso su mano en uno de los hombros de Pierina. Ella se la quito, se paró y acercó su rostro al de él.
-Sé de qué me hablas, puedo ver en tus ojos el mismo sentimiento que alguna vez reflejaban los míos. Pero hace tiempo que dejé de sentir. Y puedo asegurarte que cuando la sangre corre tibia por un cuerpo éste se vuelve más débil, y en las batallas que siguen, la Muerte nos atravesará la piel a cada instante. Va a ser tanto el dolor que gritará a nuestro lado, que le pedirás que te lleve o desertarás.
-Si pelea a mi lado otra vez nada me hará flaquear.
-Barbicus…
El chillido del cuervo la percató de su presencia. Caminó hacia este y antes de que pudiera huir lo tomó de su pescuezo y se lo rompió. Le mostró el ave al capitán y le dijo:
-La peor guerra es aquella en la que no se sabe dónde puede estar el enemigo. Si quieres permanecer a mi lado, debes saber que Prisia es mi batalla, pero Horus la quiere hacer suya como al resto de mi reino. En el final, a él deberé enfrentarme y eso será como enfrentarme a mí misma. El tiene la misma sed de sangre que yo.
Pierina se convirtió en águila, tomo el cuervo entre sus garras y voló a su nido en la montaña de piedra negra a disfrutar de su presa.

6 comentarios:

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Me encantan tus dibujos, ¡tienen algo!
Bueno pues seguimos con la intriga, nos tienes en vilo, chiquilla!!!
Besicos y seguimos a la espera.

Aguabella dijo...

QUERIDA ANA

Esperaré el siguiente capítulo, no has pensado en editar?
Creo que esta historia es para darla a conocer.

Un besito reina

Ana Ortiz dijo...

La casa encendida, pasa segura que siempre te encontraras con alguna nueva sorpresa.
Gracias por lo que decis de mis dibus, los ahgo con más amor que talento.


Aguabella, me encantaría editar esta historia, de verdad.

Cecy dijo...

es mala pierina, tanto rencor tiene!!!

Besos, seguiré como siempre pendiente.

Mar dijo...

fea la acitud, pierinaaaaa

Susana Peiró dijo...

Qué bonito capítulo!

"-La peor guerra es aquella en la que no se sabe dónde puede estar el enemigo." Muy bueno!

Tanto la historia como las ilustraciones, son manifestaciones de tu amor por el arte!

Gracias Querida Amiga!