martes, 27 de enero de 2009

CAPÍTULO 1

Dos años después


-¿A quién le toca hoy jugar con la corderita?- preguntó un corpulento soldado al tiempo que movía un manojo de llaves de un lado a otro.
-¡Hoy es tooooda mía!…- sentenció risueño otro gordinflón mientras dejaba su espada a un costado, se frotaba las manos y se lamía como haría un animal salvaje a punto de comer a su presa.
El primer soldado estaba dejando caer las llaves sobre la gruesa mano, cuando otra más delgada y sumamente fina las atrapó antes de que llegara a su destino.
-Un momento.- objetó el soldado que acababa de llegar. Este lucia el mismo traje gris que los otros soldados: pantalón ajustado, botas negras de cuero, camisa de una tela sumamente gruesa y elástica (confeccionada por las mejores modistas de los reinos de Catar de una tela especial que no dejaba pasar con facilidad el filo de las espadas), pero a diferencia de los otros, que llevaban un chaleco de alambre de abeja tejido en plata, el de él era de oro, marcando su rango superior.
-Disculpe Capitán- se excusó el soldado más grueso - No sabía que hoy le tocaba a usted venir por estás celdas.
-Acoso tengo que darle explicaciones a usted, soldado, de mi itinerario- masculló y quitó una risita a los otros que lo observaban, mientras que hacia sonrojar al más obeso.
-No… no… disculpe.- dijo éste sin encontrar palabras y retrocedió de su lado.
-No es nada.- el capitán puso la llave en la cerradura de la angosta puerta de madera de la celda, la hizo girar y antes de abrirla se volvió a los hombres y les dijo- No creo que conmigo adentro pueda escaparse nuestra prisionera. Porqué no van a tomarse algunas copas en mi nombre y en el de Pierina, ya que ésta va ser una fría y larga noche.
-Es que… se nos ha ordenado no dejar nunca libre esta puerta. Es una de las prisioneras más importantes, no puede pasarle nada… o nos matarían- le explicó el primero de los soldados.
-Esta muchacha era la jefa de los rebeldes, pero su bravura la ha perdido hace rato… como la llaman ustedes “corderita”, ¿No es acaso eso ahora?, ¿No son ustedes la que han hecho eso de ella a fuerza de golpes, y agravios?
-Mi capitán…- intentó explicar otro.
-Ya sé, se les fue ordenado también su maltrato. No se excusen, pero creo que con este trabajo ustedes ya se han divertido bastante, ¿O No?, dejen un poco de diversión a su viejo Capitán de trincheras, siento curiosidad por tocar esa piel que según les he oído es la más suave que han tocado; y quisiera hacerlo en privado, porque cuando me entrego a mis paciones no soy muy silencioso y con ustedes aquí oyéndolo todo… Creo que me será algo embarazoso, además merezco algo de respecto. ¿No?- estas últimas palabras sonaron con un frío rigor.
A los soldados les pareció una actitud poco común, pero habían oído de las excentricidades de algunos capitanes, y si bien Arfeo tenía una reputación sería, era la primera vez que la veían ir por esas prisiones y quizá deseaba un poco de privacidad con la muchacha, como lo había manifestado. Por temor a contradecirlo más que por propio convencimiento, ellos aceptaron su petición y abandonaron su puesto. Subieron por una escalinata de piedra hasta un piso superior, traspasaron otra puerta de reja y allí se quedaron, pensando que ya estaban lo bastante lejos como para cumplir con ambas órdenes: dejar solo a su capitán con la prionera y no abandonar su puesto.
La muchacha presa estaba en la celda más honda de toda la prisión. Ni siquiera era una verdadera prisión, era una construcción de roca en medio de una montaña oculta entre los arbustos y que sólo pocos soldados conocían, sólo los más allegados a Pierina; allí detenían a los rebeldes.
Arfeo cerró la puerta tras de sí, sin dejar antes de mirar si los soldados habían subido por las escaleras.
Dentro, se acercó a un candelabro y lo encendió. Lo tomó en alto y buscó en la oscura habitación algún signo de vida. Todo era negro, húmedo y silencioso. El piso cubierto de paja, estaban sucio de excremento, orín y restos de comida, el olor no llegaba a ser nauseabundo, pero volvía espeso el aire. Iluminó el lado derecho y pudo ver un catre vació, siguió la línea y le pareció hallar algo al final de la habitación, debajo de un pequeño oyó por el que se colaba la luz de los corredores superiores. Se acercó. La muchacha estaba allí. Era un manojo de huesos cubierto por un vestido hecho añicos que dejaba ver sus uno de los muslos y parte de sus pechos. El pelo le caía desprolijo sobre la cara. Él lo toco para apartárselo y contemplarla mejor. Ella ni se mosqueó, cuando él puso delante de su cara el candelabro, la luz le pegó de lleno en sus hermosos y grandes ojos verdes. Sin defenderse, se dejó caer hacia atrás, apretó sus puños con fuerza, clavando sus uñas en la palma de su mano, giró su cabeza hacia la pared y se abrió de piernas.
El capitán retrocedió asustado.
-Estás peor de lo que imaginé- una lágrima cayó por su rostro, y con voz dulce le preguntó - ¿Qué han hecho querida contigo, que te han quitado la fuerzas para luchar?
Ella no respondió.
El sacó una bolsita de entre sus ropas. Se volvió acercar a la muchacha y la ayudó a sentarse. De la bolsa extrajo una bolita azucarada, como si fuera un caramelo, y se la colocó en su boca. Le tomó con su mano el mentón y la hizo mirarlo.
-¿No me reconoces Victoria?, ¿Puedes ver aún en mis ojos a tu viejo amigo Arturo?.. - le dijo mientras se quitaba el casco para que pudiera observarlo mejor. Arturo tenía las facciones más duras, un pequeño bigote, el cabello corto y sus orejas había perdido las puntas que lo caracterizaban como elfo. El era ahora otro hombre, Arfeo capitán del ejército de Pierina, pero con una única misión, mantener viva a sus amigas prisianas... - Victoria… Victoria…- volvió a llamarla.
-Lo siento. Mi nombre es Selene- dijo ella con una voz apagada y volvió su cabeza hacia la pared, apartándose de él.

15 comentarios:

Aguabella dijo...

ANA

Que tristeza he sentido viendo a Arturo derramar esa lagrima al ver a la pobrecita en ese estado, es increible esta historia.
Espero que Victoria se reponga y recobre sus fuerzas...dime que si!!

Un beso Ana guapa

Pájaro Verde dijo...

A pesar que no he leído cada capítulo, éste me conmovió mucho! Está tremendo, excelente tu narración, logro verlo todo a través de las descripciones que con cierta gracia logras hasta hacernos sentir, oler, escuchar... Me encantó.

Saludos y sigue escribiendo por favor!

Cecy dijo...

Esta segunda parte, creo que me va a mantener mas inquieta aún, es lo que me parece, si?

Besos.

Carla dijo...

gracias por tu historia, estoy tan enojada con los hombres en general ytan triste que cada palabra me reconforta mas alla de que sea un capitulo especialmente duro. Te estare leyendo, besos

Libélula dijo...

Ana...

Qué capítulo tan triste..! Qué desilusión saber que Victoria ha perdido las fuerzas y ganas de luchar...

Pero sé que no será por mucho tiempo ¿no? ¿NO?

Espero más que ansiosa la próxima entrega!!!!!
Besos y me ENCANTA volver a leerte!
Libélula.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Ana, ¡que vuelta de tuerca le has dado a la historia!, pero desde el principio sabía que este hombfre era amigo y no enemigo, ojalá todo cambie ya!

Besicos guapa. Muchos besicos.

Ana Ortiz dijo...

Aguabella, a veces es necesario caer para levantarse fortalecido, veamos cómo Victoria en compañía de sus amigos pueda sobreponerse.


Aleinadnnes, gracias x tus palabras, sos una artista x eso las valoro tanto.


Cecy, me gusta leer esas historias q pueden mantenerte en vilo y humildemente es lo q intento hacer desde mis escritos.

Shapira, como mujer me solidarizo y espero haberte dado una pequeña alegría aunque sea desde mi historia.

Libélula, viste que regresé? Tu entusiasmo es mi motor. Besos

La casa encendida, gracias x estar ahí siempre firme para leerme.

besos a todas.

Anónimo dijo...

tenias que volver y d esta manera anita... estoy contento de mi impaciencia.
un abrazo...
y anotame para tocar en tu casorio

Anónimo dijo...

Bien por el regerso y la continuación¡¡¡¡¡¡¡

Y de nuevo a disfrutar con los relatos, avolver a estar pendientes del sigiente texto, atrapados en la historia e inqietos por saber con qué nos sorprenderás.

Eres una creadora genial y trabajas las palabras con tal maestría que el texto es siempre genial.

Besos de reencuentro y relecturas-

-.Belu.- dijo...

que triste fue leer este capitulo...
pobrecita victoria.. y pobre tambien arturo, tener que verla asi..
espero que en el proximo capitulo ya comience a recuperarse

Ricardo Tribin dijo...

Querida Ana,

Qbuena tu visita y ahoara hago lo propio.

Tu relato esta excelso...como siempre..

Un beso

Ana Ortiz dijo...

Espejo, gracias por estar siempre ahí al pie de la lectura y por querer estar en mi boda. Somos los dos de zona Sur, si todo sale bien la ceremonia será en Santa Ana en Glew, pero igual falta como un año. Espero no cambies de opinión para entonces.

Ernesto, gracias por estas palabras tan reconfortantes.

Belu, me gusta jugar con los cruces, no se si pronto la veremos bien a Victoria, pero sin duda su pueblo la necesita.

Ricardo, es bueno tenerte otra vez por este blog.

mArXelLa dijo...

Regrese mi querida Ana, ahh la vida me traía vuelta loca, pero hoy me puse al día en la historia. Me encanta el rumbo que ha tomado... aunque también es triste, pero así es la vida llena de tintes...Yo también espero que Victoria le hago honor a su nombre.
un beso enorme

Cachibache dijo...

Me entretuve mucho. Me gustan las palabras adecuadas y originales que usas, desde lamer, manojo de huesos...
Voy a ver cómo sigue porque me dio pena el final.
Chau!

Elipse dijo...

Ana, es muy buena esta segunda parte,nuevamente, nos vas a tener a las expectativas de los futuros acontecimientos, no vale, o mejor dicho que mala que sossssssssss!!!
Besos!!