jueves, 13 de diciembre de 2007

PLANES CRUZADOS CAPITULO 41

Laura bajó del auto acompañada por Florencia y portando ella misma los bolsos con el dinero y las pinturas. Se dirigió directo a su despacho y guardo todo en la caja fuerte. Cuando su asistente la vio pasar la siguió y le dio el recado de la enfermera: Roberto había despertado.
Florencia se había demorado en una sala observando unas pinturas, había reconocido en ellas la firma de su hermano. Era una serie de desnudos. Se repetía en ellos la misma mujer, ésta aparecía de espaldas o de frente con un velo cubriéndole parte del rostro. Sus ojos tenían un brillo especial, le parecían conocidos. Se acercaba para mirarlos con más detenimiento cuando Laura la llamó.
La invitó a pasar y le indicó a su secretaria que le trajera dos cafés y algo para comer. Le dio la noticia a Florencia sobre Roberto y a ésta se le cayeron unas lágrimas. Laura lo notó, a pesar de que ella quiso disimular. La tranquilizó, le prometió que pase lo que pase, que aunque Roberto recuerde quién fue su atacante y Paula quede libre, ella iba a ayudar a Mariano, porque así lo quería su hija.
Florencia sentía una profunda tristeza invadiendo su pecho. Le pidió a Laura que le indicara dónde quedaba el baño.
Cuando Laura se quedó sola en su despacho, cerró la puerta y se cercioró de que no hubiera nadie cerca. Se sentó en su escritorio y llamó por teléfono a Ramírez.
Jorge estaba aún en el estudio del abogado. Laura le contó sobre la mejoría de su marido.
- Me alegro que ya esté mejor Roberto. Esto es una buena noticia para Paula, seguro va a poder quedar libre.
- Sí, estoy segura que Paula no tuvo nada que ver y Roberto va a poder demostrarlo, pero también te aviso porque sé lo que estás haciendo. Te enfrentas a un gigante.
- Ya lo sé.
- Yo creo que sos una buena persona Jorge, y que lo malo que pudiste hacer lo hiciste llevado por las circunstancias, sé lo que es vivir a la sombra de Roberto. Te pido que pase lo que pase, no digas nunca cómo conseguiste esa documentación, quien te facilito la entrada a la casa. No quiero saber si te ayudó alguien más, aunque lo imagino. Se más cosas de las que otros se imaginan.
-Esto no podía hacerlo solo, pero esa persona no sabe que fuiste vos quien me ayudo a conseguir todo, te doy mi palabra. Estas en el hospital o en la comisaría.
- En ninguno de esos lados, estoy en mi trabajo, necesito resolver unas cosas antes, ya te vas a enterar, ahora tenés que terminar lo que empezaste y concentrarte en eso. Te pido un último favor.
- Si, lo que quieras.
- Cuida de Paula.
- Yo a Paula la amo y es lo que quisiera, pero ella…, ella no sé si me va corresponder, y vos… por qué me decís eso… qué pasa Laura.
- Cuida a mi hija de su padre, necesito que no quede expuesta. Jorge, no me preguntes por qué, pero ella va necesitarte.
- Te lo prometo.
Laura cortó antes de que Jorge pudiera decir algo más.
Florencia, en el baño, intentaba usar su celular. No tenía buena señal, así que tuvo que salir a un jardín interno. Laura se levantó de su escritorio y caminó hacia una ventana, quería respirar un poco de aire fresco, cuando corrió la persiana vio a Florencia con el celular en la mano. No abrió el vidrio para no hacer ruido, se quedó detrás de él observándola. Florencia fruncía el seño mientras hablaba y después, antes de cortar sonrió a carcajadas, dejando ver su blanca dentadura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ayyy siii era re obvio
nunca me cayó bien esa florencia con el cuento del hijo...