martes, 4 de diciembre de 2007

PLANES CRUZADOS CAPITULO 38

Laura pidió las pertenencias de su hija a la policía. Revisó el bolso y en un bolsillo oculto encontró la llave de la caja. Ella se la habían sacado junto a Roberto cuando todavía era menor de edad, entonces tenía la autorización del banco para abrirla, pero cuando cumplió la mayoría de edad la hicieron cotitular y le dieron todas las copias de las llaves, pero por algún problema que sucediera, sus padres conservaban su titularidad.
Con la llave en su poder, Laura decidió ir al banco junto con Florencia, por si se volvían a comunicar con ella los secuestradores. Le pidió a Brenda que se quedara a esperar al abogado y para que esté cerca de Paula por si necesitaba algo.
Brenda se sirvió café en una máquina expendedora de la sala de espera, caminó en círculos por el lugar. Se detuvo frente a una oficina que tenía la puerta abierta, allí había un televisor que estaba en un canal policial. En un flash informativo daban noticia del ataque perpetuado a un arquitecto muy reconocido de la ciudad, y la sospecha sobre la autoría de su hija. Se quedó a oír si decían la comisaría donde estaba detenida Paula, pero no dieron más detalles. Esta noticias vista en la televisión la puso más nerviosa, seguramente un policía dio la información a los medios, pronto podrían caer los periodistas en la comisaría como en el hospital, Roberto era un hombre de gran renombre y con importante contactos políticos y sociales. Brenda se puso nerviosa porque tenía que preservar a Paula, ella era frágil, inestable, se podía dejar llevar por la presión y no salir más de este laberinto en el que ella misma había decidido ingresar.
Jorge Ramírez había llevado todos los papeles a un abogado de su máxima confianza y que desde hace tiempo había querido tener pruebas contra Vallejos y otros poderosos corruptos.
Mariano, intranquilo, sentía cómo iba pasando el tiempo. Las sombras y luces del galpón
donde estaban se modificaban indicando el paso de las horas. Hacia mucho que no oía ruidos cercanos. Se palpo la ropa, y halló lo que esperaba, “no dejó nada librado al azar”, dijo para sí. Abrió las esposas, comenzó a tocarse la muñeca, “esto era por de lo que pensaba”, pensó. Quería salir a espira, cuando oyó una puerta que se abría, no llegó a volverse a poner las esposas cuando alguien estuvo frente a él.
- ¿Vos?- exclamó.

1 comentario:

Dani dijo...

wow!! cuantas cosas, no lo pude dejar de leer, el momento en que despierta roberto, la historia en general, tiene su ritmo propio, creo que ya no la manejas, sino que las palabras simplemente salen...


UN beso grande querida y gracias por estar ahi...

aca estoy.