lunes, 17 de diciembre de 2007

PLANES CRUZADOS CAPITULO 43

El abogado de la familia Vallejos, Alberto Robles llegó a la comisaría acompañado de uno de los mejores abogados penalistas del país, Vicente Ramos Córdoba. Ambos entraron a hablar con Paula, pero salieron desilusionados y de mal humor. Ella se había negado a decir palabra, y mientras estuvieron con ella, se había mostrado ida. Robles pensó en alegar locura temporaria y usar su historial clínico para pedir una fianza a cambio de someterla a pericias psiquiátricas. “Si no colabora con nosotros no vamos a poder ayudarla mucho, si se niega a hablar debemos tomar su silencio como una aceptación de la culpa, así que tenemos que trabajar con lo que tenemos: Ella tiene problemas psicológicos y su comportamiento actual nos corroboran que no está bien”, le dijo A Brenda mientras se disponía a llenar unas formalidades y se comprometía a tener noticias para esa misma tarde o la mañana siguiente a más tardar.

Brenda le comentó lo que había visto en la televisión, le pidió que se encargara de mantener a la prensa lejos de Paula y de que no usara ese caso para una publicidad personal como había hecho en otras oportunidades con otros clientes, porque Paula no estaba bien y no podría enfrentarse a las preguntas de nadie, su temor era que pudiera decir algo de lo que después pudiera arrepentirse. Robles y su colega le prometieron hace todo lo posible por sacarla de allí, y el primero le aclaró que Vallejos le pagaba más de lo necesario, que no necesitaba ninguna publicidad extra.
Cuando Laura la llamó a Brenda para contarle las últimas novedades, ésta estaba en un bar cercano ingiriendo algo de comida. Ni bien supo que Roberto había despertado, salió corriendo hacia la comisaría a buscar a la detective Peralta para que fuera hablar con él y así se aclarara todo con Paula.
La detective no estaba en esa dependencia policíaca, había regresado a su oficina en otra seccional, pero quedaron en avisarle. A Brenda no le importaba nada, no le preocupaba que Laura descubriera que había entrado en su casa y destruido el estudio de Roberto, y supiera sobre el romance con su esposo, ya no le inquietaba que Roberto la rechazara para siempre, lo único que realmente le importaba era la libertad de su amiga, de su hermana, que estuviera en paz.
A un policía le insistía una y otra vez para que le informara si la detective había ido a tomar declaración al hospital, a otro le rogaba que la dejara pasar a ver a Paula, aunque sea sólo un segundo. Un policía se dejó convencer por su insistencia y la cubrió para que entrara a la oficina en la que estaba demorada Paula.
Cuando abrió la puerta a simple vista no había nadie en esa habitación, se acercó a una mesa, la llamó, oyó un pequeño quejido, miro detrás de una silla y vio a Paula en el suelo, sentada abrazando con sus brazos sus piernas y con el rostro hundido en su pecho, sollozaba, y gemía como un perro.

3 comentarios:

Dani dijo...

cuantas cosas han pasado por aca!! y siempre con la misma calidad, nunca permitis que nos aburramos con algo asi!!, buenisimo como siempre...

Un beso gigante,

Anónimo dijo...

chann q habrá pasado...

AnimaKata dijo...

Coincido con el emperador, esta historia nunca pierde la calidad y lo mantiene a uno espectante´. En algún momento me gustaría imprimir todos los post y leerlos de corrido.

Te sigo leyendo...

¡besos enormes!
Georgi