miércoles, 23 de enero de 2008

PLANES CRUZADOS CAPÍTULO 62

La casa de la detective Peralta era una casa antigua, pero en excelente estado. Tenía una amplia sala con dos ventanales a la calle, y el piso de fina madera lustrada, como los escalones de una escalera que conducía a las habitaciones.
Ramírez aceptó el capuchino que Peralta le ofreció junto a una medialuna de jamón y queso, no tanto porque tuviera apetito, sino porque quería quedarse un rato a solas en esa sala observando todos los detalles que en la mesa y en las paredes había colgados. Le llamaba la atención el buen gusto, la exquisitez del decorado que veía tan ajenos a alguien de la fuerza policial.
Las esculturas de una repisa le hicieron recordar unas que había visto en una feria por las calles de Grecia. Su mirada se detuvo en un cuadro encima del hogar a leña. Se acercó para contemplar la firma. Prácticamente tenía el ojo sobre la tela cuando regresó Peralta.
-Es un auténtico Quinquela.- le dijo la detective.
-Me parecía. La verdad que me sorprende su casa, no pensé que fuera hallar aquí tantas pinturas y esculturas.
-Mi padre era policía y murió durante un asalto cuando yo tenía dos años, mi madre falleció al poco tiempo, algunos dicen que tenía un mal incurable, yo creo que fue de tristeza. Me terminó criando mi tío que era un gran anticuario. Esta era su casa.
Peralta le sirvió el capuchino con la medialuna caliente, y ella también comió. Ninguno habló. De vez en cuando, Ramírez echaba un vistazo hacia algún rincón de la habitación. Sobre una biblioteca había unos portarretratos, el hombre que estaba en las fotografías le pareció cara conocida. Cuando se iba a animar a preguntarle por él a la detective, sonó el timbre.
Peralta se levantó para abrir y pronto oyó la voz de Brenda. Ella también fue convidada con una café, pero lo rechazó. Entonces, la detective les dijo:
-Bueno, ahora que ya estamos los tres, los escucho.
Ramírez dejó que Brenda hablara primero. Le contó su romance con Roberto, le dijo que durante mucho tiempo ella vivía para él y hubiera hecho todo lo que él le pedía con tal de no perderlo. Le relató cómo Roberto la había mantenido dominada a Paula, para que esta recordara de su vida lo que él quería, como la había persuadido a ella para que la convenciera a Paula de ir a un psiquiatra para que la medicara. Se refirió al odio que él sentía por Ramírez porque había dicho estar enamorado de su hija, y cómo la había drogado para que se sintiera mal el día que de su primera cita. Le dijo de la promesa de Roberto de hacer un viaje los dos y de su plantón en el aeropuerto, la humillación que le hizo pasar en una fiesta, y el abandono.
Ramírez a su vez, le contó cómo Roberto se fue apropiando de sus diseños, presentándolos como propios, le aseguró que desde hace años que él no dibuja ni un plano y todo lo que ha edificado en los últimos cuatro años ha sido ideado por él. Le narró la forma en que conseguía Roberto las licitaciones de la ciudad, sus contactos con la política, y la forma en que también lo fue involucrando a él. Le confesó de su amor por Paula, del rechazo de Roberto y de la amenaza que recibió si él dejaba la sociedad.
Peralta entendió el dolor de Brenda y de Jorge, pero necesitaba saber que tenían que ver con su intento de asesinato, y por qué habían ingresado a su casa.
-Ni Jorge ni yo atacamos a Roberto.- confesó Brenda.- No era, ni es nuestra intención hacerle un daño físico, pero si queremos verlo pagar por lo que nos hizo. Podría decirle, detective, que con Jorge unimos nuestro sufrimiento para hacerlo caer a Roberto. La única manera que Jorge tenía de librarse de él era conseguir los planos con su firma y autenticarlos, y unos papeles que involucran a Roberto en sus negocios corruptos. Después que Jorge, junto con un abogado y escribano, hubieran presentado las pruebas y su declaración a la justicia, yo debía decirle toda la verdad a Paula. Pero las cosas se nos fueron de las manos.
-¿Usted ingresó a la casa de los Vallejos en busca de esos papeles?- la interrogó la detective.
-Sí. Sólo debía entrar y salir con los papeles sin dejar rastro, tenía las llaves y tenía acceso a la parte de atrás de la vivienda porque alquilamos una casa cuyo fondo limitaba con la de los Vallejos. Pero…, cuando entré al estudio, toda mi historia con Roberto pasó por mi mente, ver que aún conservaba mis fotos y mis cartas, me pareció una ironía tan grande, que mi amor fue un río de odio que me sobrepasó. Tuve un arranque de ira, y después sólo me quería morir.
Brenda le mostró a los dos las heridas de su muñeca, y Peralta entendió el por qué de la sangre del lugar.
-¿Y cómo consiguieron las llaves de la casa? ¿Hay otro cómplice?
-Yo no sé cómo las consiguió Roberto.- admitió Brenda
-Me las dio Laura.- confesó Jorge. Ambas mujeres se miraron con asombro, entonces él agregó- Ella ha sufrido tanto cómo vos Brenda y también lo quiere ver pagar.

10 comentarios:

Libélula dijo...

¡Ana!

¡Por favor! ¡Así no puedo seguir!

¡Necesito yapa urgente!

Besos, Libélula.-

Unknown dijo...

hola jaja son historias inconclusas... no se cuenta el final... jajaja

besos despues paso a leerte estoy devolviendo firmas

cuidate

-.Belu.- dijo...

qué genial!!!
con respecto a lo que dice libélula: esto fue una yapa, o no?
lo que pasa es que nosotros necesitamos una yapa cada 4 horas.. jaja

gracias por la fuerza q me das en mi blog=), pero tuve que corregirte.. porque ya no es hasta el viernes sino hasta el martes 29... por suerte es a la mañana..

un beso ana!

Ana Ortiz dijo...

Gracias por pasar.
Se viene el momento de que todos se vean las caras.
besos.

Mar dijo...

nos hemos desencontrado... q bueno!!!! no el desencontrarnos.. sino el q hayas escrito! ja

Phi dijo...

Admirable relato...
Admirable creatividad...
Se agradece la visita, devolviendo la gentileza, y agregando este blog a mis favoritos, para ir siguiendo la trama (metiéndole pata que vengo atrasada... ja!)
Sin caer en zalamerías, realmente admiro las personalidades creativas, ya que por mi parte simplemente me remito a escribir sobre lo que observo o lo que vivo.
Saludos Carlovingios, Ana...

el_iluso_careta dijo...

excelente...me encnata...perosaca la verificacion de palaabraaaaaaaaaa

joAco dijo...

Lo mejor es que la policía te invite a su casa a tomar un cafe con leche y una medialuna de jamón y queso.
si los policías fuesen así, yo me dedicaría a matar gente.

el pobre Guilermo Mandelbrot no es frío. sólo que se preocupa de sus asuntos, y Ana Andino para él sólo era trabajo.

un abrazo

Chris dijo...

Solo eh alcansado a leer las ultimas 5 entradas que has escrito, si los escritos son originales tuyos,tendre que decirte que eres muy buena escribiendo, la (o las) historia tiene un tono unico que no habia leido hasta ahora. :)

Claire Stanford dijo...

lo mismo que cri, llegue a leer muy poco pero me encanto! voy a seguir leyendome otros capitulos, Gracias por pasar. Clari